Aprendemos a vernos como nos ven, a valorarnos como nos valoran. Lo que escuchamos y vivimos nos forma. No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos. Somos víctimas de nuestras creencias, pero podemos cambiarlas... Si cambiamos las percepciones que tenemos en el subconsciente, cambiará nuestra realidad. Al reprogramar las creencias y percepciones que tenemos de cómo es la felicidad, la paz, la abundancia, podemos conquistarlas... La vida es un reflejo de la mente subconsciente, lo que nos funciona bien en la vida son esas cosas que el subconsciente te permite que funcionen, lo que requiere mucho esfuerzo son esas cosas que tu subconsciente no apoya... Deshágase de los miedos infundados y procure no inculcar creencias limitadoras en el subconsciente de sus hijos... Dr. Bruce H. Lipton. Leer texto completo en:

La Dieta Humana y sus Metamorfosis


Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca


"Más allá de los factores estéticos y psicológicos que suele involucrar un marcado exceso de peso, se considera que la acumulación inmoderada de grasa corporal constituye un verdadero proceso patológico que favorece la aparición y el desarrollo de enfermedades y alteraciones metabólicas crónicas…" FEFL en El Sobrepeso: Carga Compartida

Esta lección es acerca de la versatilidad adaptativa y recíproca que existe en el ser humano su dieta.

Cuando visitamos los diversos museos donde se exhiben dioramas cuyo propósito es tratar de representar nuestras civilizaciones pasadas y el modo, a menudo, sorprendente, con que nuestros predecesores se sostuvieran, confirmamos que la necesidad de procurar alimento, operando al unísono con las pulsiones de otros instintos (o módulos natos) ha mediado adaptaciones innumerables que nos favorecen aunque, a menudo, tristemente, terminan perjudicándonos.

Para alcanzar la constitución física e intelectual que nos ha separado, como género, de otros simios, hemos necesitado hacer acomodaciones y arreglos oportunos, frecuentemente, de naturalezas únicas.

Por ejemplo gozamos de la ventaja estratégica que nos otorgan la zurdera, la menopausia femenina y la calvicie en el hombre.

Ser zurdo es aparente en un 8-15% de todos, nuestros congéneres y es el único modo de lateralidad manual en algunas especies, como sucede con la del oso polar (Ursus maritimus), las langostas y algunas aves de las familias psitácidas.

Ser siniestro (léase "ser zurdo"), término desafortunado, es beneficioso para los fines de la caza en horda y para los jugadores de béisbol. Pero, por contraste y, como incongruencia, nuestra especie también ha desarrollado la obesidad y la diabetes de tipo II, resultados directos de la corpulencia, consecuencia de la comida que comemos --- como también ha abierto las puertas a todas las disorexias, como disfunciones mal-adaptativas.

Comer por comer. Una dimensión nueva del placer de los placeres

En el dibujo que inicia esta ponencia y que titulamos "caza del mamut" vemos, aunque tal vez no fuera esa la intención del artista, a un cazador zurdo en al acto de arrojar su lanza. El animal, ya herido, posee en su flanco evidencia de haber sido agredido por lanzas disparadas por cazadores diestros. En su defensa instintiva y desesperada, ya está programado a esperar la lanza proveniente del flanco derecho de su agresor, ya que casi todos los que ha encontrado eran diestros.

Más el zurdo, lo sorprenderá asestando una herida letal, porque está apuntando a sus ojos, algo que el desventurado paquidermo no sospecha y que por tanto no espera. En este caso, la zurdera constituye una adaptación de índole ventajosa para ofrecer a nuestro género y al grupo de cazadores que procuran sustento, otra posibilidad valiosa de ser más eficiente, vía el uso de la sorpresa, en la obtención y captura de su presa.

La Teoría de los ochos

En soporte a este argumento podemos describir lo que Leonardo Shalain ha llamado su Teoría de los Ochos. A continuación ofrecemos una traducción aproximada al respecto, de las palabras de este último investigador:

"Cuatro rasgos únicos al ser humano (H sapiens-sapiens) aparecen en toda población de nuestra especie, y cada uno de estos rasgos se mantiene dentro de un porcentaje asombroso del ocho por ciento de todos los hombres.

"Los cuatro rasgos son: PEPMS (preferencia exclusiva por personas del mismo sexo, u homosexualidad masculina, cuando ésta existe), confusión o ceguera de color (daltonismo), la zurdera, y la calvicie".

En su tesis de modo muy elegante y persuasivo, Shalain nos esclarece en que estos rasgos serían adaptaciones o mutaciones necesarias (en aquel entonces) para mejorar nuestras posibilidades de ser exitosos en la caza, en la obtención de proteínas animales y en pasar nuestros genes a descendencias futuras (pp.242-244).

Además de asistirnos en mantenernos saludables es un hecho indisputable que lo que comemos, y el resultante estado de nutrición adecuada que derivamos, se relacionan directamente a la idoneidad de nuestros enormes cerebros y a nuestra habilidad de reproducirnos del modo más eficiente. Lo que constituye el propósito teleológico de nuestra existencia.

La diáspora humana, fuera del África original

Cuando escribiéramos el artículo La aplicación de la dieta paleolítica al tratamiento de las disorexias, lo hicimos justificando una necesidad urgente de establecer la relación estable que es necesaria en cualquier momento dado entre nuestra consistencia física como especie, con nuestros estados mentales y con la comida que consumimos. O visto de manera diferente, de la relación que existe entre "el vector y su huésped" como concepto adaptado del estudio de la microbiología a que en el artículo mencionado aludiéramos. En esta adaptación heurística se percibe la comida como vector, como si fuera un agente patógeno --- no siempre benéfico --- cuando halla su ruta dentro del organismo, del huésped, que la consume.

Debido a nuestra latitud muy amplia en hacer uso de los alimentos más diversos, en virtud de nuestra adaptabilidad a los climas más dispares, y en virtud de nuestra curiosidad sin límites. Nuestro género se dispersó conquistando los mares, las cumbres de las montañas y aun el espacio sideral. Así lo hizo porque su estrategia flexible de comer le permitiría amoldarse a toda circunstancia y responder a toda contingencia, no importaba cuan adversa esta fuera.

Nos dispersamos, lo hicimos porque teníamos que encontrar la comida y el combustible proteínico tan esencial para nutrir nuestros cerebros gigantescos.

La comida que comemos

La comida, nuestro maná celestial no es siempre la bendición esperada. Ya que ésta o sus derivados pueden hacernos gordos, delgados, deficientes mentales, obesos, psicóticos, envenenarnos, deprimirnos, volvernos ansiosos, y aún robarnos de toda felicidad.

La comida es arma de dos filos…

La comida nos nutre y, a la vez nos perjudica, porque en el mundo civilizado ha adquirido el carácter de ser el vehículo de la epidemia más insidiosa que ha conocido nuestra humanidad --- la de las disorexias en todas sus formas y en todas sus manifestaciones.

La comida, la obesidad, la dieta y el plan paleolítico

La obtención y consumo de comida, aunque sea necesidad universal para la estabilidad de toda especie, varía de clima a clima, de edad en edad, de estado de salud a estado de salud, de preferencia en preferencia, de condición física a condición física, lo que ilustra de modo elocuente el concepto de que no existe ni una dieta universal que a todos nos favorece ni una dieta, asimismo uniforme, que a todos asistiría en controlar el sobrepeso.

Aunque no está bien establecida la razón final o el porqué conclusivo de cómo se aumenta y se pierde de peso, quienes se califican a sí mismos como profesionales entendidos en este asunto, nos aseguran que sí que lo saben y que la dieta por ellos mercadeadas constituye la única respuesta.

Pregunten a Jenny Craig, Weight Watchers o Robert Atkins, entre cientos de nombres adicionales…

Los resultados de esas dietas todos los sabemos. Realizando mejor aun, que los pocos que derivaran beneficio alguno de estas ordalías recuperan con rapidez las libras perdidas.

Todo como consecuencia y resultado de nuestro abandono del plan que a nosotros nos asignara la Naturaleza.

Lo que resalta es la presencia tenebrosa y pertinaz de los Cuatro Jinetes de la Apocalipsis metabólica: La anorexia, la bulimia, la obesidad y la dieta para adelgazar.

La razón cierta para esta situación no yace oculta en algún arcano recóndito y a la vez inaccesible. No, está delante de nuestros propios ojos, abierta a nuestro discernimiento y deseosa de ser aplicada. Algo que, por preferir ignorar, nunca decidimos hacer.

Las complejidades del entendimiento del porqué se gana, se mantiene o se pierde de peso, a menudo, escapa el entendimiento de los entendidos. Por la misma razón que el tratamiento, como todos bien sabemos, de todas las disorexias es tan difícil.

Las razones básicas son tan simples como claras. Aquí resumiremos lo antedicho:

Que no existe una dieta o plan de comer que sea aplicable a todos los seres humanos en todas las etapas de sus vidas

Que de hábito ingerimos "comidas" que no son de nuestro beneficio y que constituyen agentes perjudiciales para nuestra salud

Que la Teoría de los ochos, si se aplica, puede ser de nuestro beneficio

Que la educación es primordial antes de aventurarnos ciegamente en búsqueda de la dieta nueva que nos promete Nirvana

Y, que, por no saber, todas estas condiciones resultan en recaídas evitables.

Bibliografía

Larocca, FEF: El Sobrepeso: Carga Compartida en monografías.com
Larocca, FEF: De Cómo la Regla del DNA Gobierna un Mundo de Incertidumbres Ciertas en monografías.com
Larocca, FEF: Donde se Aprende de la Hiperactividad, la Dieta Paleolítica, los Luchadores Sumo y de Otros Asuntos Originales en monografías.com
Shlain, L: (2003) Sex, Time and Power: How Women"s Sexuality Shaped Human Evolution Viking
Para más de doscientos artículos adicionales relacionados a este tema:
http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=dieta%20larocca
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