Aprendemos a vernos como nos ven, a valorarnos como nos valoran. Lo que escuchamos y vivimos nos forma. No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos. Somos víctimas de nuestras creencias, pero podemos cambiarlas... Si cambiamos las percepciones que tenemos en el subconsciente, cambiará nuestra realidad. Al reprogramar las creencias y percepciones que tenemos de cómo es la felicidad, la paz, la abundancia, podemos conquistarlas... La vida es un reflejo de la mente subconsciente, lo que nos funciona bien en la vida son esas cosas que el subconsciente te permite que funcionen, lo que requiere mucho esfuerzo son esas cosas que tu subconsciente no apoya... Deshágase de los miedos infundados y procure no inculcar creencias limitadoras en el subconsciente de sus hijos... Dr. Bruce H. Lipton. Leer texto completo en:

La otra cara de la nutrición pránica


Están apareciendo algunos personajes que afirman que se puede vivir sin comer. Tal y como demuestro en este artículo, esto es perfectamente posible. Pero por desgracia, no constituye ninguna clase de don divino, sino algo mucho más prosaico.

Gunther Emde - Llevo unos 20 años investigando el tema de la nutrición. Estuve dos años alimentándome exclusivamente de frutas y vegetales crudos. Efectué ayunos cortos, y mi próximo paso era vivir del prana. Pero descubrí algo sumamente desconcertante, que tiró por tierra mis ansias de pureza corporal y espiritual.

Los siguientes puntos constituyen un resumen de algunas experiencias y conclusiones, que pueden contribuir a esclarecer la compleja e intrincada relación entre nutrición y conciencia. 

¿Estamos nutridos o sólo estimulados?

El ser humano es una especie frugívora. Este hecho, conocido por bastantes biólogos y antropólogos, choca frontalmente con nuestras creencias y costumbres gastronómicas. Pero lo cierto es que nuestra fisiología está diseñada de forma expresa para alimentarse exclusivamente de frutas, vegetales y semillas, todo ello en estado crudo. 

Sin embargo, el ser humano se ha ido desviando de su alimentación originaria desde hace miles de años, y ha conseguido sobrevivir a pesar de ello. ¿Cómo es eso posible? La razón es que existen dos maneras de mantener con vida a un organismo, una es la nutrición y la otra es la estimulación. Lo que nutre son frutas y vegetales en estado crudo. Todo lo demás, la cultura gastronómica al completo, constituye una estimulación más o menos intensa.

Un cuerpo humano nace con un depósito de energía, que es diferente para cada individuo y que además es limitado. A efectos didácticos, esta cantidad de energía la podemos comparar con la de una batería o una pila. Sabemos que una batería está funcionando por sus efectos, a saber, porque produce energía eléctrica. Lo que quiero decir es que el organismo humano puede ser nutrido o bien meramente estimulado, y el resultado externo, visible, va a ser el mismo, a saber, la producción de energía, el movimiento, la vida.

Sin embargo, a nivel interno los efectos son muy diferentes, pues lo que hacen las sustancias estimulantes es extraer energía de la pila, sin reponer nada. El cuerpo genera energía para desembarazarse de esas sustancias y esa energía es usada para la vida diaria. Por supuesto, la mente cree que los estimulantes son nutrientes, dado que nos sentimos “alimentados” por ellos, creemos que “nos dan energía”. La realidad es que agotan la pila a marchas forzadas. Y dado que nos alimentamos básicamente de estimulantes, podemos deducir que el cuerpo sobrevive gracias a la carga inicial de su depósito de energía. Es decir, los seres humanos vivimos de prestado.

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El principal estimulante del cuerpo es la mente.

La mente constituye el más sofisticado mecanismo invasivo de un tejido humano. Arraiga en todas las células, a escala molecular y, al estar fundamentada en el miedo a la muerte, provoca en el organismo un permanente estado de ansiedad y de angustia. El sistema nervioso queda colapsado constantemente con señales de terror, dosificadas a diferentes intensidades, y de las que no somos conscientes. 

Es como si una droga muy perfeccionada, de difícil detección, circulara día y noche por nuestras venas, afectando a todos y cada uno de los sistemas corporales. La respuesta del organismo es generar energía con la finalidad de desembarazarse de semejante "cuerpo extraño". Ésa es la energía que mayormente sostiene las vidas de los seres humanos. Y eso explica por qué un individuo puede pasar 50 años sin comer absolutamente nada. Los pránicos sobreviven gracias a la estimulación que les produce su propia toxemia interna, generada por su mente.

La mayoría de pránicos instalados en el nivel Nueva Era están obsesionados (a veces de forma totalmente inconsciente) con la pureza y el castigo, lo cual genera una terrible angustia que lacera sus tejidos cada minuto de sus vidas. Este es el verdadero motor que les mantiene vivos. Además, cuando sienten que este motor no alcanza para subsistir, toman un plato de sopa, y al cabo de una o dos semanas pueden beber un té o un café. Es decir, más estimulantes que evitan su muerte inmediata, y que consiguen alargar una terrible experiencia de culpabilidad enterrada bajo delirantes ideas cósmicas. Incluso Prahlad Jani, en quien ha confiado mucha gente, mostró comportamientos sospechosos de pequeñas ingestas mientras se estudiaba su supuesta inedia.

Ahora bien, el precio de cualquier estimulación es la enfermedad. Por eso los pránicos situados en el estadio Nueva Era no mueren a los 120 años (como proclaman que harán) sino a unos discretos 70 años, con suerte un poco más. Incluso pránicos en el estadio sutil, como Teresa Neumann o Simeón el Estilita, fueron poco longevos. Y además padecen las mismas dolencias que los simples mortales que comen de todo. Jasmuheen, una famosa pránica contemporánea, desarrolló en 2004 un carcinoma grave.

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¿Se equivocó Dios al fabricar un estómago?

Todo organismo esta constituido para asegurar la propia supervivencia. Por ello, el cuerpo de cualquier mamífero está básicamente orientado hacia la búsqueda, obtención y asimilación de alimentos apropiados.
Si comprender que somos una especie frugívora puede resultar difícil, en realidad el asunto es todavía más complejo, pues desde las investigaciones de Bircher-Benner sabemos que en realidad nuestras células se nutren de luz solar altamente organizada. Nos alimentamos de luz solar, pero esa información fotónica precisa de un vehículo adecuado, que en el caso de nuestra especie son las frutas crudas. Y toda la fisiología está destinada a extraer esa información solar del alimento físico, a través de la acción de unos órganos perfectamente diseñados para tal fin.

Proporcionar sólo la información (despojada de su vehículo) sería como bombardear una pantalla con electrones y esperar a que salga un programa de televisión. No, las cosas no funcionan de forma mágica. Los electrones han de atravesar toda una serie de artilugios y componentes electrónicos (órganos) de forma que que canalicen y transformen (metabolismo) esos electrones en una imagen definida en la pantalla. 

Nuestro cuerpo físico dispone de boca, lengua, dientes, olfato, esófago, estómago, intestinos, hígado, bazo, páncreas, riñones...  Los pránicos deciden que todo eso es innecesario, en pocas palabras, llaman idiota a un Dios que malgastó su tiempo creando exquisitos sistemas biológicos.

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¿Batallar ahí fuera o sanar el interior?

Algunas personas proyectan sus necesidades emocionales en el mundo físico. Es lo que yo denomino proyección mítica, algo propio del estadio mítico de hace algunos miles de años, cuando la capacidad de interiorizar los conflictos todavía no estaba desarrollada. En esa época, todo debía resolverse en el exterior, a través de una acción física. Hay centenares de ejemplos de proyecciones de esta clase. Pondré sólo el ejemplo más característico de cada nivel de conciencia.

- Estadio mágico: "Asesinaré a diez enemigos robustos y colgaré sus calaveras en la entrada de mi cueva, así seré inmortal".
- Estadio mítico: "Sacrificaré cien reses en ofrenda a los dioses, así mi casa y mi familia estarán libres de enfermedad".
- Estadio racional convencional: "Hacerme millonario me dará por fin la paz que busco".
- Estadio Nueva Era: "Una salud perfecta a través de la purificación me hará feliz y completamente sano" .
- Estadio existencialista: "Sólo el suicidio es una salida digna a este miserable mundo".
- Estadio psíquico: "Desarrollaré poderes psíquicos y ganaré paz de espíritu".
- Estadio sutil: "La visión de ángeles y antiguos maestros me acercará a Dios".

Entonces, quien no mata será arrebatado por la muerte. Quien no puede sacrificar una sola res es condenado a sufrir epidemias. Los pobres son considerados estúpidos infelices. Los que se alimentan de comida cocida son impuros. El que sonríe a la vida es un ignorante. El que carece de precognición no es espiritual, y quien no conversa con ángeles no es digno de Dios.

Como no puedo trasladar la lucha al interior de mi alma, la exteriorizo y así obtengo una escala de valores asombrosamente simple para juzgar a mis semejantes. En la era mítica esto era válido, pero actualmente se lo denomina fundamentalismo. 

Muchos respirantes sueñan también con la inmortalidad física. ¡Pero la inmortalidad como un tiempo infinitamente largo también es un vestigio de la era mítica! Alguien que es incapaz de comprender que la inmortalidad consiste en morar en el ahora, proyectará por fuerza su anhelo en la mera extensión indefinida del tiempo cronológico.

Leonard Orr y Drunvalo Melchizedek son dos conocidos autores que preconizan la inmortalidad física y la dieta de prana. Yo creo que esos tipos han tenido experiencias del estadio sutil que son genuinas, pero la estructura de conciencia en la que se mueven normalmente puede ser mítica y racional convencional, es decir, no está lo suficientemente desarrollada como para interpretar correctamente esas experiencias. Drunvalo habla con ángeles. Bien, yo no pondré en duda eso, pero las palabras que oye han de atravesar un sistema emocional que puede ser muy básico, o que puede estar alterado por traumas infantiles, y aquí reside el problema. Aunque la simbología de lo que afirma puede ser cierta, yo me cuidaría mucho de creer en la literalidad de esa clase de mensajes.

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¿Gurús perfectos o máscaras sofisticadas?

Este apartado es por desgracia aun menos agradable que los anteriores. Cuando uno va conociendo adeptos a la purificación, rápidamente observa que algo funciona mal en muchos de ellos, y esto lo digo con todo el respeto del mundo. La distancia entre lo que dicen ser y lo que hacen en su vida diaria es tan grotesca, que la primera reacción es considerarlos locos. Y como tales fueron tratados hasta hace unos años. Pero actualmente algunos de esos tipos acaparan medios informativos, salen en televisión o protagonizan películas.

Síntomas de trastornos tales como la anorexia, la vigorexia, el narcisismo, la megalomanía, la paranoia milenarista, o los delirios mesiánicos son disfrazados con máscaras a veces muy elaboradas. Por eso aparecen ante el público como individuos tolerantes, pacíficos, espirituales, y tienden a ser emulados por jóvenes incautos deseosos de encontrar dioses de carne y hueso.

Por si esto fuera poco, el panorama puede ser todavía más lúgubre, especialmente en algunos de los líderes más radicales. En ellos, la nutrición pránica es el último clavo ardiente al que se aferran con todas sus fuerzas con la finalidad de enterrar un intenso dolor que les persigue sin tregua, un dolor extremo que proviene de terribles experiencias infantiles. Sin duda alguna, soltar ese sucedáneo les impulsaría al suicidio.

Por eso invierten toda su energía en crear hermosos mundos alternativos, en los que por fin son atendidos por un Padre (ahora Celestial) y una Madre (Tierra) llenos de amor y magia. En esos mundos puedes vivir por siempre jamás en constante felicidad. El cuerpo físico -memoria de los traumas infantiles- o bien es purificado y eterno, o bien es sustituido por un cuerpo etéreo. La constante sensación de soledad es ahora suplida con la hermandad cósmica. El alimento materno empobrecido por la falta de afecto genuino, puede ser cambiado por el prana. Y así sucesivamente.

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¿Los iluminados genuinos dan importancia a esas cosas?

Los iluminados auténticos constituyen la avanzadilla de la humanidad, ellos consiguen actualizar en una sola vida lo que la humanidad alcanzará dentro de siglos. Y simplemente, los iluminados auténticos no son pránicos. Buda, Jesús, Ramana Maharshi, Nisargadatta Maharaj, Eckhartt Tolle, Krishnamurti, y un larguísimo etcétera, comían y comen de forma normal. 

Y si algún iluminado sobrevive sin ingerir alimento alguno, se trata de un rasgo de su personalidad. Es decir, no está iluminado gracias a que vive de aire, sino a pesar de ello. De la misma forma, hay iluminados ricos y otros que son pobres, unos no paran de viajar y otros permanecen diez horas diarias sentados. Unos son célibes, otros viven en pareja. Son rasgos que les acompañan por destino, pero esos rasgos no son los causantes de su iluminación, a lo sumo pueden considerarse efectos colaterales que no siempre se presentan ni son imprescindibles para ser uno con Dios.

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Vivir sin comer es tan prosaico como cualquier otro siddhi.

Es cierto que es más fácil vivir sin comer cuanto más elevado es el nivel de conciencia, pero esto es así porque una conciencia superior dota a la persona de una mayor capacidad para controlar el cuerpo. Esto se describe en la literatura espiritual como siddhis, y de hecho vivir sin comer es un siddhi. Pero esas capacidades no son "divinas", y siempre se ejecutan a costa de un precio elevado en el propio cuerpo o en la propia mente. Ningún iluminado auténtico usa esas cosas para mostrar al mundo que es especial. 

Un ejemplo de siddhi citado con frecuencia es el tummo, o la capacidad de generar un enorme calor corporal. No baja del cielo ninguna energía extraña, simplemente el adepto es capaz de interceptar y modificar el impulso nervioso que ordena al cuerpo subir su temperatura. También es posible que pueda modificar la intensidad de otras energías más sutiles que en el nivel racional no percibimos. Pero en ambos casos las consecuencias las sufre el cuerpo, el cual está diseñado para vivir a una temperatura de 37 grados.

Otro ejemplo de siddhi sería la levitación, un suceso que calificamos también de imposible pero que está perfectamente documentado. La levitación es un fenómeno que puede aparecer en los estadios sutil y causal, en el que parece que el campo magnético del individuo se altera de forma tan brutal que anula la fuerza de gravedad. Para colmo, esta capacidad se "contagia" a cualquier objeto que el levitador toca en el momento del vuelo. Bien, nuevamente, ¿la levitación hace especial o superior a quien la padece? No, simplemente el tipo vuela un poco por ahí, mientras su moralidad, por ejemplo, podría estar muy poco desarrollada. Y la levitación de hecho conlleva vértigos y malestar general, entre otros síntomas, pues no se corresponde con la naturaleza del organismo, que fue diseñado para vivir bajo los efectos de la gravedad y de un campo electromagnético normal.  

Todo esto nos parece imposible desde el estadio racional convencional, pero cualquier capacidad actual (hablar, operaciones matemáticas) resultaría prodigiosa para un homínido primitivo que pudiera pasearse por una ciudad moderna. Dentro de unos pocos siglos, los siddhis conformarán la actividad mental ordinaria de millones de seres humanos. Y el cuerpo tendrá que pagar, como siempre, el precio.

Algunos adeptos a la Nueva Era comienzan a intuir que es posible practicar algunos de esos llamados "poderes espirituales" y de hecho cuanto más avance la conciencia humana tanto más fácil será adquirirlos. Pero como sucede siempre, al principio esas nuevas capacidades se revisten de un aura divina.

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¿Me permites una confesión?

Voy a revelarte algo. Yo padecí alguno de esos trastornos que he mencionado más arriba, síntomas de un dolor profundo que procede de una educación fallida en la temprana infancia. Yo fui considerado un loco cuando decidí comer sólo frutas crudas por dos años. Y mi próximo paso era vivir de la luz. Pero por un motivo que desconozco, vislumbré de forma horrorosamente lúcida que mi infelicidad continuaría ahí pese a cualquier grado de purificación que yo alcanzase. Esta toma de conciencia fue tan brutal que destruyó por completo mi búsqueda exterior, mi proyección mítica, y me catapultó a un nivel de conciencia más profundo y compasivo. La lucha se resolvió internamente.

Fue entonces cuando comprendí que La Nueva Era es un paso imprescindible en la evolución de la conciencia humana, pero sólo es un paso más de los muchos que hay que dar para alcanzar la Totalidad. Algunos de sus razonamientos horizontales más marginales son cuando menos sendas que conducen a la nada, y en ocasiones a la destrucción de la persona. Ahora incluso se hacen películas para difundir la nutrición pránica. ¿Cuántas muertes habrán de producirse para dejar de lado esa vía?

Escrito por:
Gunther Emde
Entrenador Nacional de Musculación IFBB, 
Experto en Nutrición, 
Coordinador de El Blog Integral

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